El sol, en una esquina, apenas se asoma, mientras el viento frío recorre las calles del poblado. La conjunción de dos planetas se hizo efectiva hace unos días. Solo unos pocos lo advirtieron. Tres mercaderes emprenden su viaje por el desierto. Piensan vender sus mercancías en algunos pueblos vecinos. El día entero lo pasan viajando. En las noches pernoctan cuando pueden en alguna de las posadas del camino. La estrella nocturna los guía justo antes de que anochezca. Esa noche, los mercaderes se acercan a una casa. Creen que algunos abalorios que traen consigo serán suficientes para pagar el hospedaje. El posadero los recibe con aire atareado y un tanto preocupado. En un rincón de la alcoba, la casera (su mujer) yace doliente en una estera. Con el rostro contraído, está a punto de dar a luz. Los mercaderes permanecen en el umbral, aguardando el desenlace del inesperado evento. Ninguno de los presentes tiene una mínima idea de lo que sucederá después.
